HABITAR Y CONSTRUIR LA ESCUELA. Convergencias y divergencias entre el espacio vivido y el espacio construido en establecimientos escolares de Chile y Colombia
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La investigación se interesa por las relaciones entre el espacio vivido y el espacio construido en la escuela. Siguiendo a Merleau-Ponty, el espacio vivido se comprende desde la triada 'cuerpo-intersubjetividad-mundo'. Es un espacio apropiado experiencialmente por quienes habitan en él, un espacio que educa en tanto permite estudiar y proyectar la vida misma de estudiantes, profesores y directivos. Desde un punto de vista operativo, siguiendo a Giedion, el espacio construido se entiende como un exterior intersectado por volúmenes -como esculturas dispuestas en un parque, pero también como un interior delimitado por elementos arquitectónicos -suelos, muros, techos, puertas, ventanas, etc. Se trata de dos concepciones espaciales que acogen y dan lugar a las situaciones propias de la escuela, como estudiar, enseñar, dirigir, reunir, jugar, contemplar, aprender, intercambiar, etc. Se entiende entonces a la escuela como un objeto de investigación 'complejo' (en términos de Edgar Morin), ya que las dimensiones del espacio mencionadas entrelazan una multiplicidad de agentes o actores con sus propias agendas, a saber: la educación y la arquitectura como saberes, el Estado como institución y campo de poder político, y la comunidad que habitará la escuela como un habitante casi siempre sin voz en el proceso de creación del espacio construido. Considerando este marco, el objetivo general de la investigación es contribuir a elaborar un lenguaje común entre el proceso de creación de la escuela como un espacio construido y la experiencia de la escuela como un espacio vivido. Interesa dibujar la grieta que separa el habitar del construir para convertirla en un límite que conecte, en lugar de separar. Siguiendo a Vattimo, se trata de transformar el habitar en un un nuevo punto de partida del construir.