Malevich desarrolla el Suprematismo como una vanguardia, paralela y al mismo tiempo coincidente con el resto de las vanguardias en la búsqueda de generar un lenguaje creativo universal separado del objeto (lenguaje no-objetivo), donde el concepto detrás de la abstracción es lo que eleva el objeto de arte, y en este caso, las discusiones de la nueva propuesta de arquitectura. Al pintar el Cuadrado blanco sobre fondo blanco en 1918, declara que es el fin de la pintura y el comienzo de la nueva arquitectura suprematista que remite únicamente al cuadrado como base constructiva y formal para toda creación futura. Por lo tanto, la serie de architectons realizada por el artista, están definidas por un lenguaje no-objetivo; que no remite a un objeto existente o a un elemento de la naturaleza. Se trata de una arquitectura libre de concepciones preestablecidas. En su libro El mundo no objetivo (publicado en la Bauhaus de Dessau en 1927), Malevich dice que el mundo es concebido por “una comprensión no objetiva e inconsciente que, desde una perspectiva racional, constituye en parte una ‘norma ciega e incontrolable’” . Esto lo logra apropiándose de conceptos para redefinirlos, donde opone sus significados previos, por medio de la incorporación del ‘elemento adicional’ o ‘elemento destructor’, “que se desarrolla y crea nuevas formas, ya sea transformando, ya sea anulando la norma vigente” . La nueva norma transforma o anula la preexistente.
En la serie de architectons hay dos tipos de composición arquitectónica: horizontal y vertical. La tesis estudia y pone en relación dos ejemplares de architectons, uno de cada tipo de composición (architecton horizontal A11o Arquitectura ciega y architecton vertical Gota). Si bien estos objetos fueron creados bajo un lenguaje no-objetivo, se identifica la apariencia figurativa en las arquitecturas verticales, ya que se parecen a rascacielos o columnas, mientras que las arquitecturas horizontales mantienen la no objetividad y el carácter abstracto propio del Suprematismo. Por otra parte, Malevich emplaza a modo de collage sobre una fotografía de New York, el architecton de composición horizontal A11 a modo de un rascacielos, así titulándolo “Rascacielos Suprematista”. Este fotomontaje creado en 1925 es un ejemplo provocativo que se apodera de la ciudad más controversial de la época, por medio de una composición horizontal que, girada en 90°, desafía la gravedad en medio del contexto del centro financiero de New York. Emplazar una composición horizontal como un rascacielos conlleva también a una negación de la tipología misma de un rascacielos. A través del ejemplo de este fotomontaje, las propuestas de arquitectura suprematista desafían y ponen a través de un fotomontaje, la forma de crear rascacielos del mundo occidental.
La arquitectura ciega que predomina en la ciudad de New York, muestra el carácter contestatario de la nueva norma por sobre lo preexistente, a modo de rascacielos. ¿Por qué Malevich no emplazó uno de sus architectons verticales como Gota, en vez de transformar en vertical uno horizontal? ¿Cómo se manifiesta la norma ciega e incontrolable en la forma vertical de estos objetos? ¿Puede existir una propuesta de rascacielos suprematista por parte de Malevich, considerando la economía y utilitarismo redefinidos bajo su nueva norma? Esta tesis vincula el carácter subversivo de “la norma ciega e incontrolable” de Malevich con la arquitectura vertical. En otras palabras, el punto crítico es que los arquitectons verticales son objetos que ponen en crisis la concepción de los rascacielos de su tiempo mediante la provocación formal y técnica. Por lo tanto, en términos suprematistas, esta tesis argumenta y propone demostrar que la arquitectura vertical de Malevich se comporta como el “elemento adicional”, que combate las normas actuales y la propuesta de rascacielos de las ciudades modernas.
La investigación se lleva a cabo en primer lugar, con el estudio histórico, compositivo y formal de ambos architectons; la norma ciega e incontrolable se manifiesta a través del architecton A11 que fluctúa y muta en sus cuatro estados (versiones), mientras que el architecton Gota está cargado por aparentes leyes de tipologías de arquitectura vertical en su compleja composición de elementos. El conocimiento formal y de representación no-objetivo permite que en segundo lugar, sean tensionados con la arquitectura moderna. La comprensión formal y conceptual de los dos architectons junto con los roces existentes entre la arquitectura vertical suprematista y la arquitectura moderna, otorgan la posibilidad de “objetivizar” la forma ciega e incontrolable, haciendo posible entender los architectons como proyectos de arquitectura, específicamente Gota como objeto vertical con una forma compositiva contraproducente para la construcción de un rascacielos.
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